No está mal de frikismo la cabecera, no...

viernes, 29 de febrero de 2008

Los 10 mejores

Merece la pena que veáis esto. Andaba enredando en el foro de Batacas.com, y he entrado en un post cuyo título es "Los 10 mejores bateristas". Evidentemente, no se puede hacer una lista con 10 elegidos en una disciplina tan heterogénea como es, por ejemplo, la batería, al igual que cualquier actividad relacionada con el arte de la música. Pero claro, hoy tengo el día chistoso, será porque es viernes, y esto es lo que he posteado:

Extracto del foro de batacas.com:

Pues yo voy a nombrar a los más grandes, y porqué:

Ringo Starr: Perpetró la película "Caveman" (Buscadlo en Youtube), lo cual es insuperable desde cualquier punto de vista.

Alex Gonzalez: Toca Metal (y lo que le sale de la txorra) en un grupo de moñadas que sale en los 40 principales, eso es jeta!

Fab Moretti: Es el novio de la niña de ET (Drew Barrimore), que por muy buena y muy jincable que esté, sigue siendo "la niña de ET".

Vinnie Paul Abbot: Los Rockstars tienen problemas de alcohol, sexo o drogas. Vinnie tiene gota, lo cual no es muy glamuroso, pero mola más.

Thomas Lang: Se parece a Darek, el de la Obregón. Por mucho que te entusiasme el "creative control", NO LE ENSEÑES ESE VIDEO A TU NOVIA!!!

Yael: La primera mujer en tocar la batería sin que parezca que el intrumento le acaba de pegar una patada en la espinilla.

John Bonham: Murió ahogado con su propio vómito.

Eric Childs: Murió ahogado con el vómito de otro.

Tommy Lee: El puto amo, se calzó a Pamela Anderson, lo grabó en video y lo editó para que todos lo viésemos. ¡Aupa ahí, campeón!

Txus "Di´Felatio" Harnandez: Ha conseguido hacer creer a millones de personas que A: Toca la batería, y B: En un grupo de Rock

.... y en el número 11...

John "Bermuda" Swartz: El hombre cuyo trabajo es el sueño de mi vida: Tocar la Batería en la banda de "Weird" Al Yankovic.

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La verdad es que no tiene desperdicio la lista, hay que tomarse las cosas con humor, si...

Sociopsicología del instrumento

Antes que nada, un aviso:

ESTE POST VA A SER UNA BRASA DE LAS IMPORTANTES, pensad en una etapa Toledo - Valladolid de la Vuelta Ciclista a España o en un documental sobre guepardos cazando gacelas de Thompson. Pues eso, el que avisa...

Hay algo que he dejado claro en numerosas ocasiones y, aunque parezca una perogrullada, es necesario recordarlo de vez en cuando: El Rock & Roll, pese a lo que mucha gente pretenda hacernos creer, es Música. Una vez dicho esto, y obviando el hecho que la música es ejecutada por músicos utilizando para ello instrumentos musicales, he de recordar que como género musical en si, el Rock & Roll goza de una serie de peculiaridades que lo convierten, como acabo de decir, en un género particular y diferenciable del resto. Sin duda, la más reseñable de esas particularidades es la estridencia y el volumen de la música, ya que por todos es sabido que el Rock & Roll es el estilo agresivo y ruidoso por excelencia dentro del subconsciente popular. Y para conseguir ese "ruido" o agresividad, es necesaria la utilización de unos instrumentos específicos. Desde un principio, durante la década de los 50, se ha establecido la base de estos instrumentos de la siguiente manera: Guitarra eléctrica, bajo eléctrico (Substituto del contrabajo por las necesidades de volumen requeridas) y batería, introduciendo esporádica y paulatinamente otro tipo de instrumentos como las primeras generaciones de teclados o sintetizadores (Organo Hammond, Mellotron...) así como, muy de vez en cuando, sección de vientos. Y, por supuesto, dando por sentada la necesidad absoluta de hacer pasar la voz por un proceso de amplificación.

Hasta aquí todo claro. Han pasado muchos años desde la década de los 50, el Rock & Roll ya no es patrimonio de un puñado de músicos visionarios estadounidenses creadores de una nueva forma de entender el ritmo y la melodía y los niñatos que jugaban a ser malos al son de sus canciones, y hoy encontramos una cantidad de subgéneros inimaginable en aquellos comienzos ya lejanos, esparcidos a lo largo y ancho del planeta, desde Singapur hasta Finlandia, desde Méjico hasta Grecia. Y del mismo modo que en un comienzo surgió la particularidad en los instrumentos destinados a la ejecución de la música, hoy en día cada género precisa de unos utensilios idénticos a los de antaño en concepto, pero específicos en lo referente a prestaciones, debido esto a la suma de las sutilezas (O falta de...) de cada subgénero y el avance de la tecnología aplicada a la construcción de dichos instrumentos.

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... se supone.

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Digo que se supone, porque hoy en día existe una, digamos, delimitación absolutamente cuadriculada acerca del equipo que un instrumentista debe utilizar para hacer SU música, y es evidente que esta delimitación viene dada por las modas, así de claro, no sabría explicar si las campañas de marketing correspondientes proceden de los propios fabricantes, cosa que dudo, de los medios de comunicación (podéis llamarme paranóico) o, simplemente, de las tendencias "culturales" hacia las que se orienta la sociedad en un determinado momento y que se aplican a los subgéneros musicales que puedan aparecer en ese concreto lapso de tiempo. El poblema viene cuando nos damos cuenta de una cosita que parece muy evidente, pero de la que en ocasiones nos olvidamos; cada instrumentista reproduce su música a su modo, totalmente personal, ya que el objetivo último de la música como modo de expresión es transmitir una serie de sentimientos a una audiencia, y como todos sabemos, los sentimientos, al igual que su forma de expresarlos e interpretarlos, son subjetivos.

Muy bien, ya conocemos la teoría de la situación, comencemos con los ejemplos prácticos de muchos sinsentidos que se producen en un elevadísimo porcentaje de los ejecutantes, tomando como referente principalmente, y como es costumbre y además debido al mayor conocimiento del aparatito en cuestión, la batería:

Durante años se utilizó en la construcción de cascos para batería la madera del Arce. La principal razón para ello es que, de las maderas nobles disponibles en Norteamérica, cuna del instrumento, era la que ofrecía un mejor sonido, ideal para los géneros musicales practicados en la época, a saber, Swing, BeBop, Jazz primigenio... la situación siguió estacionaria a este respecto pese a la investigación realizada por las compañías fabricantes en distintos tipos de madera, como el Abedul o la Caoba. Pero tuvo que llegar un iluminado, a la vez que inigualable músico y baterista, Steve Gadd (En aquella época, los 70, militaba en la banda de Chick Corea) para alterar la tendencia. El señor Gadd, en vista que la situación, los gustos de los oyentes y las características de los espacios donde se realizaba la interpretación habían cambiado, decidió que el instrumento también debía cambiar. Comenzó a utilizar baterías de abedul y parches de doble capa, definiendo, desconozco si voluntariamente, el sonido de batería que hasta nuestros días todo el mundo considera más cercano a la perfección. Evidentemente, en esa época, la tecnología de construcción de cascos no era tan avanzada como la actual, y para sonidos más potentes era necesaria la utilización de tambores más grandes, si bien el abedul se presentaba como opción perfecta en lo correspondiente a elección de la madera. Esta tendencia continuó hasta la década de los 90, cuando la sociedad sufrió una fiebre "revival" de la que la música y el Rock no iban a escapar, y retornaron los Kits minimalistas en madera de arce con tambores descomunales, tendencia que se mantiene hasta nuestros días, a pesar de que la caoba o la bubinga (Y por supuesto el abedul) son maderas mucho más adecuadar para estilos "cañeros" y que la tecnología actual hace que los toms o bombos de medidas gigantescas hayan quedado totalmente obsoletos. Pero es la moda...

Digo que es la moda, y la moda, al igual que los instrumentos, adopta sus correspondientes particularidades dependiendo del subgenero Rockero del que se esté hablando, aplicandose a los propios instrumentos. Es por ello que un guitarrista de Speed Metal se ve inconscientemente obligado a utilizar en algún momento una guitarra con algún tipo de pico, ángulo o pincho cuando un mazacote de caoba como una Gibson Les Paul o una Dean Cadillac se ajustarían mucho mejor a su estilo, para poder equalizar un sonido con preponderancia de frecuencias medias que empaste bien con el bajo sin perder el peso y el cuerpo en su sonido debido al pitch inherentemente grave del cuerpo de la guitarra. O un baterista de Stoner Rock debe, por imperativo divino, aspirar a tener un kit vintage de arce de los ´60 con las medidas de Bonham, cuando una batería moderna como una Pearl Masters Mahogany (Caoba) o una Sonor Designer Bubinga le iban a dar ese sonido grave que necesita y utilizando unas medidas más reducidas, y por lo tanto mucho más funcionales. O un bajista de Nu Metal, que buscando un sonido más Funky se hará indefectiblemente con un Warwick cuando un Jazz Bass o un Precissión le pueden ofrecer un sonido mucho más "Larry Graham" (Si buscas funky en un diccionario es probable que te aparezca una foto de este señor) además de un brillo adicional mucho menos redondo que hará que su presencia y la vidilla de los temas aumente en relación a las afinaciones graves comunes en el estilo.

Pero es como todo, el verdadero problema actualmente es que estamos en un mundillo de macarras de postal y culturetillas con gafas de pasta, y lo peor, en el que nadie escucha, y no me refiero al recurso poético, lo que vengo a decir es que estamos en una situación donde el músico medio es un tipo con orejeras de burro que no escucha ni el sonido de los instrumentos que le rodea ni el que tiene como sonido ideal en su propio cerebro, y se deja llevar por las modas imperantes, causando no solo un retroceso en su propia creatividad y expresividad, sino por extensión comunitaria, en la propia sociedad musical. Es más, como víctima colateral incluso podríamos mencionar a los fabricantes de instrumentos, que en algún momento dejarán de investigar en mejoras tecnológicas, lo que redundará en un perjuicio para la propia música. Una cosa hay que tener clara, no hay que tener miedo a los avances tecnológicos siempre que sean considerados como un medio y no como un fin.

Para concluir, si un instrumentista, inconscientemente, ni siquiera tiene libertad para escoger su propio instrumento y su propia imagen, difícilmente dispondrá de esa libertad para crear una manera de transmitir sus sentimientos e ideas en forma de música.

En fin, la peña está coartada y según parece, no hay manera de arreglar esto.

jueves, 21 de febrero de 2008

Tres cositas más

En primer lugar, procedo a hacer la valoración del viaje a Galicia para var a Zumo Negro, comenzando de la siguiente manera: 3

Si, he ganado 3 kilos en un fin de semana, mi tracto digestivo está suplicando clemencia y que el entrenador exija tiempo muerto, y mis mandíbulas quieren pedir hora con el masajista. En efecto, han sido 3 días de excesos, entre ellos asistir al concierto de Zumo Negro en un ambiente "no hostil" donde nadie les ha prejuiciado por fruteros o cualquier imbecilidad de ese pelaje, y donde el respetable casi les obsequia, merecidamente, con las dos orejas y el rabo, gran concierto. En contra de la opinión de mi amigo y compañero de viaje Iñigo Fernandez (Opinión supongo que subscrita por el 174% de los guitarristas de este planeta), el técnico se lució, es decir, el sonido fue muy muy bueno, pese a las limitaciones de volumen del equipo de la sala, nadie es perfecto. Sobre el concierto, comentar dos cosas; Primera: Este grupo cada vez suena más compacto, ese era uno de los pocos peros que se le podía poner como banda, pero parece que va quedando atrás. Que no nos pase nada a los demás. Y Segunda: Destacar la memorable actuación de la señorita Sonia Segoviano. Eran de sobra conocidos sus principales defectos, a saber, hacer una perfecta salsa vizcaina para echarsela a unas salchicas Pavofrío, es decir, pasarse de "feeling" y terminar, de tal manera, matándolo, y, algo sorprendente para una profesional de las BBC´s, rilarse por la patilla (Percibo mucho miedo en tí, joven Skywalker). Pues bien, a tenor de lo visto en O Barco de Valdehorras, provincia de Ourense, todos estos "contras" han pasado a la historia como quien tira de la cadena del water, y es evidente que esta chica está cantando mejor que nunca, a un nivel interpretativo altísimo (Poca gente hace llorar a Cobelo en un concierto, quizás Chuck Norris...) y lo más importante, como decimos los pro´s de ese maravilloso juego que es el Kinito, Y SUBIENDO. Sólo falta que se quite de hacer chistes al estilo "ministro de agricultura y pesca" y deje de moverse como Pocoyó para pasar de "Cantante acojonante" a "La polla en vinagre" (Perdón por el lenguaje MetalHammeriano, no volverá a suceder, palabrita del niño Jesús)

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Más cositas. Para el españolito medio, deporte es sinónimo de Fútbol, deporte rey, practicado por hombres machos para entretenimiento de hombres machos. A lo sumo, puede asociar el concepto Deporte al ciclismo (Especialmente después de comer), tarea de titanes enfrentándose a la carretera "sólo" con la fuerza de sus piernas, ó, si es año bisiesto, y por tanto olímpico, con el atletísmo, ejercicio inventado por los antiguos griegos, hombres machos reconocidos mundialmente durante siglos ¿Alguien ha visto 300? Pues eso. Lo que no harán es asociar Deporte con Rugby, Waterpolo, Baloncesto (El mío, je je) y todos estos pasatiempos de mariquitas, deportes raros de esos que solo juegan los catalanes, que son todos unos afrancesados, coñó!

Tras meditarlo, he llegado a una conclusión: En el Rock a nivel de usuario pasa lo mismo. No quiero pecar de Nazi del Metal, ni nada parecido, pero creo que a la hora de opinar sobre música, y el Rock no es más que música, creo recordar, los músicos tenemos un criterio mucho más desarrollado que, por ejemplo, periodistas u oyentes, y por lo tanto pienso que estamos en un escalafón superior como "espécie" en el árbol genealógico Rockero. El Metal para el que lo trabaja. Bien, a nivel de usuario, decía. Pues eso, pasa lo mismo, los Sancho Panzas con chupa y greñas tienen un Olimpo de Dioses perfectamente delimitado y por mucho que un barril lleno de talento llamase a su puerta y se empotrara en su equipo Hi-fi, no iba a variar un ápice. Al menos esa es mi explicación para el éxito duradero e inmutable de los Rolling Stones entre la comunidad rockera. Ante todo debo decir que como buen Metalhead (Aquí lo llamamos ser Jebi) siempre he sido de los Beatles, los papás de casi todo, al igual que siempre he considerado a los Rolling (Me niego a decir "Los Stones") una panda de pijos de mierda. Y reitero, al no poder hayar una teoría conspiranóica de esas tan mías, culpando de todo a la JebiRock y a Teddy Bautista, ya que los putos Rolling y ese pedazo de grupo que eran los Beatles no son fenómenos recientes que digamos, me veo obligado a ver como razón de la sinrazón el paletismo del aficionado medio, permeable a lo que le echen mientras tenga el letrerito "Rock" bien a la vista. No Future, nenas, ya que tampoco hay pasado.

(Toma párrafo imparcial, je je)

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Última cosita, para ir acabando. La pasión. Concepto curioso, dependiendo del carisma relativo, sus usuarios pueden considerarse bien perseverantes, bien majaras. Y si, he dicho usuarios porque la pasión puede utilizarse. La pasión es lo que hace que un flipado de algo se convierta en una voz respetable en dicha materia, y lo se por propia experiencia, y más hablando de rock & roll. Todo esto viene a cuento del ataud donde fué enterrado el magnífico guitarrista Darrel Abbott, más conocido como Dimebag Darrel. El amigo Darrel, uno de los guitarristas más influyentes y dotados de la década de los 90, fué asesinado un 8 de Diciembre de 2004, exactamente 24 años después que otro genio como fue John Lennon. Y siempre dejó claro que quería ser enterrado en un ataúd de esos que vende ese catálogo de Venca para Jebis en que se han convertido los Kiss. La mayoría de la gente ve en ese hecho una frikez máxima y una excentricidad propia de un millonario con la barba teñida de rojo, pero yo veo todo lo contrario. Los que conocemos la obra de Darrel Abbott (Seguro que en casa, su hermano, el maravilloso Vinnie Paul Abbott, no le llamaba "Dimebag") sabemos que el hecho de escoger ese ataúd responde a una sola razón: A Darrel Abbott le encantaba la música de los Kiss y tenía dinero para comprarse ese ataúd. Así de simple, sin más. De esto podemos sacar una conclusión muy clara. El señor Abbot era una persona que disfrutaba tocando con su hermano, era feliz charlando con otros músicos sobre cosas de músicos, estaba encantado con que le fabricaran para el una guitarra con cuatro pinchos y truenos dibujados, y se permitió la gracia de ser enterrado en un ataúd de su banda favorita. En definitiva, Darrel Abbot era una de esas afortunadísimas personas que pueden contarse con los dedos de la mano que consiguió vivir de su vocación por vivirla con auténtica pasión, y por eso pudo permitirse el lujo de ser un niño grande hasta el día de su muerte. Si obviamos el balazo, me produce auténtica envidia.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Un par de cosillas

En primer lugar, he descubierto el blog de un pavo que no tiene desperdicio, se llama El Tocapelotas Musical, merece la pena entrar, suelta auténticas verdades como puños sobre bastante gente que lo merece (Hombre, Rosendo y Fito me caen bien, pero bueno..), y la verdad es que te echas unas risas muy bien hechadas con sus críticas destructivas. Esta es la gente que está salvando al Rock, ahí va el enlace:

http://tocapelotasmusical.blogspot.com/

Por otro lado, mañana Jueves 16 de febrero de 2008, el señor Iñigo Fernandez, gran guitarrista y mejor persona, y un servidor, partimos hacia Galicia a ver en directo a los Zumo Negro. ¿Merece la pena el viaje? Aparte del factor turismo (Viajar un poquito siempre es bueno) y el hecho de saludar a los viejos amigos, (Juan Carlos Blanco, gran bajista y mejor persona, me repito como el ajo) tengo que decir que ABSOLUTAMENTE, a tenor de lo visto el sábado pasado en la sala Dink de Portugalete.

Gran concierto, abrieron Tinitus, una muy muy buena banda de Rock con un gran potencial, por sus temas redondos y pegones, y por su cantante, con una grandísima voz y una imagen espectacular (Que finolis soy cuando quiero). Cerraron Shisha Pangma, un grupo que independientemente de si tienen el día o no transmiten un aura de grupo grande, debido por un lado a los temas potentes (No hace falta afinar en Fo ni sacar temas a 230 b.p.m.´s la negra para ser cañero de verdad) y por otro a la actitud poderosa de los hermanos Vilabrille y Alberto Messel, guitarra, bajo y voz respectivamente. Especialmente reseñable la actuación de Alberto, las comparaciones con Miguel, el anterior cantante, son inevitables, y en el aspecto escénico, en contra de todo pronóstico, Alberto sale victorioso. Por otro parte, en el tema composición, como siempre excelentes en su estilo.

¿Y Zumo Negro que? Pues eso, Zumo Negro, en su línea, capaces de estar pensando en el coñazo que va a ser recoger después del show o en los cubatazos que van a caer, sin pretensiones de ningún tipo, y aún así, dejando a la altura del betún a dos grupos con más nombre y repercusión mediática, como cualquier grupo con el que toquen. Como digo siempre, escuchar a este grupo es una sensación extraña, no se les puede catalogar ni como buenos ni como malos, ni como innovadores ni como clásicos, pero siempre queda ese poso de pensar "si por un casual se hicieran famosos, podría suponer un punto de inflexión en la forma de entender el Rock por estos lares"

Gran banda. El viaje merece la pena.

Por Fin!!! : Toda la verdad sobre la batería.

Bueno, llegamos a la madre del cordero, la razón por la que, inconscientemente, comencé este blog, y en vista que puede que me tire un mes sin postear por lo de la mudanza etc. (Si, me cambio de piso, y me voy a vivir al Campo de Volantín, nuevo pijo habemus), pues me voy a lanzar a la piscina.

Al turrón!!! Comencemos por reflexionar acerca de la esencia de la batería no como parte de la música sino desde el punto de vista de su creación como artefacto destinado a crearla. La batería es un instrumento muy moderno, las primeras aproximaciones datan de principios del siglo XX, y es por ello que en este instrumento la mezcolanza afro-europea de culturas aplicada a la composición es más patente que en cualquier otro instrumento, un nuevo concepto de percusión ideológica y técnicamente virgen ante la oleada de nuevas tendencias musicales.

Pongámonos en situación: La guerra de secesión norteamericana, la efeméride definitiva a nivel histórico en cuanto a la redefinición de la música popular a escala planetaria.

Como todo el mundo sabe, la excusa que se puso para ese conflicto (Costumbre muy arraigada entre los mandatarios norteamericanos) fue el derecho de las personas sometidas al yugo de la esclavitud a tener una vida digna. Los verdaderos objetivos eran controlar el mercado agrícola del algodón, donde estos esclavos conformaban un grueso de mano de obra gratuita y abnegada, y la frontera con Méjico. Estos esclavos, en ocasiones, eran formados por sus "propietarios" en determinadas artes musicales, siempre desde el punto de vista de la composición clásica "occidental-europea", y con diferentes fines y objetivos, ya fueran el mero entretenimiento a través de la escucha, o casos mucho más crueles, como los niños a los que en edad de formarse físicamente se les obligaba a practicar día y noche los rudimentos del redoblante (Antecesor de la caja) para crear física y mentalmente máquinas del instrumento, y que al entrar en combate (No entiendo de artes militares, pero se supone que con los cambios de stroke-roll las alineaciones de los soldados variaban) no supusieran una baja sensible, al ser esclavos con un color de piel diferente al de sus amos.

Evidentemente, el bagage cultural africano no se había perdido, y fue transmitiéndose a la vez que los modos europeos iban calando y asimilándose dentro de esa tradición. Es el momento donde aparecen de manera abstracta conceptos como el swing, no el genero que aparecería después, sino la capacidad y voluntad de otorgar una percepción ternaria a una construcción binaria (Iniciando el desarrollo de las ilusiones rítmicas en la música popular), o el Blue Note, el primer paso para espiritualizar las evoluciones cromáticas como manera de "oscurecer" un sentimiento.

Este nuevo panorama de mestizaje socio-musical alcanzó a todos los instrumentos, pero la percusión fue el campo que más notó el cambio. La tradición austriaca unida al gusto por lo ternario suponía una bomba en el motor rítmico de la música popular, y todo ello en un mundo donde los instrumentistas comenzaban a tratar el tema de la utilización de multiples piezas...

Los años pasan y nos encontramos en la era del cine mudo, y, al contrario de la imagen que se nos ha proyectado a las gentes del siglo XXI, no sólo era un piano el que acompañaba como "score" a las imágenes dentro de la propia sala, sino una banda al completo. Evidentemente, ese era un gasto importante, por lo que un músico ejecutaba varios instrumentos dependiendo de la sección que le tocara interpretar, y por supuesto, los percusionistas no eran una excepción. El escaso espacio llevó a la creación de los primeros kits de batería, que resultarían al menos curiosos a la vista del observador contemporáneo, formados por bombos y cajas de "marching band", charles compuestos por crótalos accionados a ras de suelo, y diferentes instrumentos de pequeña percusión ubicados en mesas.

Con el tiempo llegarían las grandes modificaciones revolucionarias, como la creación del pie de charles gracias al gran Papa Jo Jones, o más recientemente, los utilísimos inventos llegados de oriente, como las creaciones del maestro Takashi Hagiwara o la compañia Hoshino Gakki , responsables de artilugios fundamentales hoy en día en materia de herrajes, sin ir más lejos los pies de Jirafa, por nombrar uno. También llegaría la investigación referente a la respuesta de los distintos tipos de madera aplicados a la construcción de instrumentos de percusión, por los que los hoy en día comunes Abedules, Hayas, Caobas, Robles... se sumaron al omnipresente Arce como novedades. La investigación continúa, Gutambú, Cerezo, Nogal...

Y así llegamos a la actualidad, un instrumento aparecido de la imaginación de personas con la necesidad de alegrar una triste realidad a traves de una música mezcla de tradición y aprendizaje, y modificado a través de su propia evolución y la cratividad de unos pocos visionarios de la ingeniería aplicada a la música.

Un gran instrumento, sin duda, y una vía sinigual para que cualquier ser humano canalice sus inquietudes musicales.

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Tenemos el instrumento, pasemos a analizar su uso y disfrute:

¿Para que sirve una batería? ¿Para que sirve un baterista?

Los que seguís este blog sabéis que ahora viena la ensalada de hachazos.

Es lógico que la pregunta ¿Para que sirve una batería - un baterista? tenga múltiples respuestas, dependiendo de multitud de factores como el entorno en que el ejecutante va a realizar su expresión artística, el concepto que se quiera transmitir, las propias posibilidades del músico-instrumento en relación con sus coetáneos, el grado de satisfacción del público tanto objetivo como periférico en relación con sus expectativas... miles de variables, en definitiva, que hacen que las preguntas un tanto abstractas, o al menos con un amplísimo rango de respuesta, como la anteriormente expuesta, no sean susceptibles de encontrar una respuesta del estilo "o negro o blanco".

Como he dicho, es lógico y racional, pero no realista. Vivimos en un mundo competitivo y regido por parámetros estadístico contables, y la música popular, con el Rock a la cabeza, no se iba a librar de esa cruz. De tal modo, encontramos en la actualidad dos corrientes mayoritarias desde el punto de vista de la filosofía del instrumento a la hora de valorar la manera en que las diferentes personas lo abordan, ambas igual de equivocadas, ya que, como he dicho antes, por fortuna no vivimos en un mundo en blanco y negro.

El principal calibre con el que valorar el binomio músico-instrumento es el que se podría considerar "aproximación tecnocrática", todo baterista que ansíe desarrollar su técnica, pasará a desear cada día más y más, obcecándose en el estudio y en la aplicación de lo asimilado a la ejecución de su arte, cada día más irá confiando en las nuevas tecnologías tanto de construcción de baterías como de producción digital, y con el tiempo perderá el alma.

El otro rasero con el que medir al tandem baterista-batería se podría llamar "aproximación proconservadora", y dice que cualquiera que intente hacer que los sonidos producidos por él mismo y sus acompañantes sean agradables y fluidos, tendera con los años a obcecarse con la práctica de mejorar su tempo y su groove, olvidándose de la técnica por completo, y reduciendo su Kit a la mínima expresión (Por supuesto, las pocas piezas son vintage.)

Bueno, pues lo único que queda por decir acerca de estos dos párrafos previos son un par de cosas:

1) Es lo que piensa la mayoría de la gente del ámbito no sólo bateristico sino del Rock en general.
2) Son un par de imbecilidades como dos pianos de grandes.

Por descontado, cualquiera que quiera defender este típo de sandeces en mi presencia verá como le corto los brazos y las piernas para que no pueda hacer nada al observar como le arranco las pelotas a su padre mientras se las meto a su madre por el culo.

¿Y este ataque de salvajismo? os preguntaréis. Es algo normal, este tipo de maneras de pensar son las que están matando al Rock & Roll, y no me refiero sólamente al pensar que las cosas únicamente pueden ser de una u otra manera, que también, sino al ansia por parte de la comunidad por departamentalizarlo todo, asignando toda una serie de pautas de comportamiento a cada forma de hacer las cosas, algo muy preocupante. Y digo preocupante porque yo no voy a perder el sueño si los críos se dividen en sus tribus cada uno con sus pintas y "su" música, son cosas de chavales y todos hemos sido jóvenes, con el tiempo se le pasa a uno la tontería y deja de disfrazarse de vaya usted a saber qué, y los oídos por fin se abren y aparece un nuevo mundo de oportunidades, tanto de placer en la escucha como de aprendizaje para cualquiera que disfrute haciendo música. Digo preocupante porque ese mismo virus que pensábamos que solo afectaba a los adolescentes hiperhormonados con la necesidad de llamar la atención lleva un tiempo afectando a los propios músicos, y lo digo porque lo estoy viviendo en primera persona y desde mi instrumento, la batería.

¿Y sabéis que es lo peor? Este virus de la departamentalizazión y la mente cuadriculada no está enfocando su mal únicamente desde el ya viejo "si x estilo, x conducta", sino que está afectando a lo que es la ejecución del instrumento en si y a las preferencias personales del músico como individualidad creativa. Ya no es solo el tener una imagen asociada a una forma de hacer música, además hay que sumarle la manera en que debes aportar tu creatividad y los propios instrumentos que debes utilizar. Y diré aún más, hemos llegado a un punto en que para la gente en general determinados conceptos que complementandose podrían ser poderosas armas en favor de la creatividad musical pasan por ser antónimos irreconciliables, pondré ejemplos, groove y técnica, espectáculo y sobriedad, sonido y velocidad.... hay miles. Y lo peor, la gente no sabe ni lo que significan esos conceptos. El mundo piensa, aplicándolo a la batería, un montón de gilipolleces sin sentido, para la gente "técnica" significa Mike Portnoy en versión brasas haciendo single stroke rolls, para la gente "groove" significa tener un kit de 4 piezas, para la gente "espectáculo" significa hacer el imbécil y que se te caigan las baquetas, para la gente "sobriedad" significa ser feo y esconderse tras el kit, para la gente "sonido" significa gastar dinero en una batería cara, para la gente "velocidad" significa no dar dos golpes iguales...

Que se saca de estas reflexiones. Pues algo que es para echarse a temblar: El 90% de las valoraciones que se hacen de las acciones de la gente que se dedica a la música están basadas en prejuicios, y de ese 90% más de la mitad se basan el la imagen que proyecta el ejecutante.

Y digo yo, ¿Si tengo un kit de 8 piezas no puedo tener gusto tocando? ¿Si intento dar espectáculo no puedo estar concentrandome en ofecer un tempo sólido y un groove sentido? ¿Si tengo una batería moderna no puedo sonar bien? ¿Acoso tengo prohibido ponerme un polo de Ralph Lauren si quiero seguir siendo rockero, a pesar de estar tocando Thrash Metal a todo trapo?

Bueno, pues os voy a explicar el porqué de una batería en el Rock contemporaneo.

¿Cual es la función de un baterista? La función prioritaria de un baterista es recibir información en forma de riffs y devolver canciones a modo de feedback. Con canciones me refiero al "producto terminado", es decir, un tema redondo y perfectamente asimilable por el oyente a pesr de que el que emitiese los riffs fuera un "guitarrista" de 14 años con el rostro repleto de granos pajeros haciendo ejercicios sin conexión ni feeling entre ellos.

¿Y que hay del Tempo? Os preguntaréis. Bien, llevar el tempo va implícito en la palabra baterista. Imagináos que vais a jugar un partido de fútbol, y en defensa a uno de vuestro equipo se le escapa un contrario en plan descarado y os casca un gol. Le dáis el toque al compañero y os dice "A ver, yo paso de esas cosas como la defensa, me centro más en el arte de mover alternativamente las piernas izquierda y derecha de un modo acompasado para lograr un avance físico más rápido que el mero caminar". Evidentemente, el muy jeta os está describiendo la acción de correr, y si vas a una pachanguita de solteros contra casados, sabes que el correr va implicito. ¿Conclusión? Si algún día habláis con algún baterista sobre su enfoque acerca del instrumento, y os suelta lo de "Yo me centro más en el tempo y el groove", le podéis llamar directamente gilipollas y jeta a la cara.

El tempo y el groove, aquí surge otra gran pregunta, ¿Que es el groove? La gente lleva años especulando sobre una teoría acerca de este concepto, pero yo tengo mi propia definición, y pienso que es mejor que ninguna que cualquier cultureta listillo os pueda dar. Procedo, pues. Groove: Pareja de trozos de tejido cartilaginoso de aproximadamente 6 x 4 cm. situados, en los seres humanos, a ambos lados de la cabeza a una altura media.
Es así de sencillo, oiréis cuentos acerca del groove, que si la economía de notas, que si el backbeat, que si las notas fantasma, que si el espíritu y el feeling y el coño de la bernarda... demasiado folcklore cuando, a fin de cuentas se trata de escuchar, de sentir, y de hacer caso a tu antebrazo, es decir, mirarte a ver si tienes la piel de gallina mientras estás tocando, y en caso positivo, tener la certeza que lo estás haciendo bien.

Este es el mismo método altamente científico para evaluar otro tipo de conceptos. Por ejemplo, hay una cosa que está clara, y es que cuanto mejor técnica tenga un instrumentista, pues mejor, valga la redundancia. Es esto motivo para convertir un tema en una demostración de fuegos artificiales. Definitivamente NO, no y no, punto! Igual que tampoco es motivo para que aparezca una corriente supuestamente minimalista que lo único que reivindica en una voluntad de ocultar unas deficiencias técnicas importantes disfrazándolas de culturetilleo puro y duro. La fórmula para saber si estás tocando de más o de menos, como he dicho antes, es bien fácil, remángate y mira a ver si tienes la piel de pollo, en caso afirmativo, to´palante.

Y como último quehacer del baterista, El Show. Si eres baterista y estás leyendo esto, sólo te diré lo siguiente: Si mientras tocas te apetece expresar tus sentimientos hacia la música de una forma visual y físicamente exagerada, no dejes nunca que nadie te llame fantasma, no dejes nunca que te digan que no es lo correcto, y no dejes nunca de hacerlo. Siempre que no perjudique a tu ejecución claro. Siempre que suenes bien y crees una base sólida para la canción, tienes todo el derecho a hacer el fantoche todo lo que quieras, y si alguien te dice que eso no es música o que para hacer eso mejor al circo, piensa en si has hecho un trabajo serio y eficiente en el plano musical, y en caso de que así haya sido, tienes la venia para reventarle los dientes de un puñetazo al individuo en cuestión sin que tu conciencia se tenga que ver afectada.

Estas son algunas de las trabas que nos encontramos los que nos tomamos en serio nuestro instrumento: Nos encontramos con el muro de los prejuicios determinados por las modas y se nos quitan las ganas de tomar carrerilla para saltarlo.

lunes, 11 de febrero de 2008

Agujetas, mentiras y cintas de audio.

Hoy vuelve a tocar post multitemático, lo cual se está convirtiendo en una costumbre. Supongo que en cuanto abandone mi condición de parado y deje de ocupar mi tiempo con artes como la contemplación y la meditación para doblar el lomo como la gente normal, las entradas del blog se irán acortando y espaciando en el tiempo, es ley de vida.

Para comenzar a lo grande, y como diría el gran Chiquito de la Calzada, ¡¡ Tengo pupita en el diodenoooorrll !! Para los profanos en el arte de Gregorio Sanchez, de profesión "Lingüista como puedas" (¿Habrá alguien que haya supuesto un mayor cambio para la lengua castellana en los últimos 200 años?) , procedo a traducir: Tengo agujetas en brazos, piernas y espalda, y considerables ampollas en las manos (No está nada mal para un parado). Pese a que ambas dolencias se originan en una misma explicación, el camino que me ha llevado a ellas es diferente, fruto de la pasión en ambos casos, pero distinto en la forma.

Las molestia musculares vienen dadas por la fea manía que tenemos la gente en esta maravillosa tierra que es Euskal Herría de practicar el sexo únicamente cada cambio de solsticio o coincidiendo con alineaciones planetarias. Milagrosamente, a mí me tocó anteayer, y la falta de costumbre ha provocado que parezca que el Hummer tuneado de Shaquile O´Neal me haya pasado por encima.

La falta de costumbre también ha provocado las ampollas de las manos. Es la falta de costumbre de tocar sin guantes. Los perdí en carnavales, los saqué porque eran necesarios para el disfraz. Eran unos preciosos guantes Zildjian de piel sintética combinada con tejido transpirable, y me quedaban, como dice Bertín Osborne, alicatáos. Recuerdo el momento, bizarro de cojones. Estaba con mi amígo Juan Carlos Viso, grandísimo baterista de los no menos grandes Zumo Negro, a las 7:00 a.m. hora zulú, devorando un bocadillo frente a la estatua de Tonetti (El Robocop de los Clowns, mitad vizcaino, mitad cántabro, todo payaso), y me los quité, es lo que exige el mecanismo de funcionamiento de los bocatas. Y allí se quedaron. Y hoy me ha dado por subir al local y ponerme a tocar encima del mp3. Y me he desbocado con el Change of Seasons y el Metropolis de los putos Dream Theater. Y como no hay guantes, pues tengo las manos como Richard Claydermann en una final del Manomanista. Ay, Dios mío, Dios mío, no pesan los años, dicen...
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Cambio de tercio, ¡Hop! Ahora mismo tengo abierta, en otra ventana, la web con los resultados del Rockferendum, esa pantomima que montan los amiguitos de la Heavy Rock y la Kerrang cada més de febrero, echadle un vistazo:

http://www.mariskalrock.com/ampliacion.php?Id=4711

Ya no se ni qué pensar. Antes me ponía como un basilisco al ver estas idioteces, que no hacen más que corroborar lo que cualquiera con dos dedos de frente de sobra conoce, a saber; el estamento periodistico rockero es un nido de sinvergüenzas vendidos a las discográficas, el Jebi medio de a pie es diréctamente imbécil, gracias a la prensa, que ha convertido al estamento social metálico en una manada de borregos similares a quinceañeras histéricas y lectoras del Superpop pero con chupa de cuero y greñas, y lo último, y más grave, hoy en día la música es un concepto secundario en la cultura rockera. Lo dicho, que antes estos espectáculos dantescos me provocaban enfados importantes, pero hoy me da la risa, es lo menos que puede pasar al ver categorías como "Mejor vestido", "Villano del año" o "Mejor videojuego". En fin...
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Para terminar, una cosita más. Ya que estaba en faena, he andado indagando en la web de ese caradura y mangui que es el "señor" Mariskal Romero, y leyendo leyendo, he llegado a una especie de colaboración-entrevista que cada mes hace un grupo de renombre, mostrando los que para ellos son los 10 discos favoritos de sus bandas preferidas. Este más se conoce que es el turno de los Breed 77, un grupo que está muy bien, pero ese no es el tema. El tema es, una vez más, la prensa. Esa prensa que mete una serie de ideas en las cabezas de los lectores y los convierten en dogmas y verdades absolutas. La gente de Breed 77 son gente que, a la vista está, tienen talento para hacer Rock, y por eso me duele ver en su lista conceptos como "Iron Maiden-The Number of the Beast: Que decir del mejor disco del Metal, que monstruos", "King Diamond-Abigail: Perfección dentro de lo conceptual en el Heavy", "Metallica-Master of Puppets: El mejor disco de Metallica puso el listón muy alto" o "Pantera-Vulgar display of Power: ¿Quieres Heavy? Aquí tienes la perfección". Todas estas opiniones son perféctamente válidas y respetables, pero lo triste es que unos músicos solventes reciten por voluntad propia lo que, como gente normal igual que tú y yo, les han venido recitando las revistas desde que eran críos y ni siquiera soñaban con dedicarse a la música. No estoy diciendo que el Master o el Number of the Beast no sean grades discos, es innegable que son absolutas obras maestras en su género, simplemente estoy denunciando el que la gente deba considerarlos como tales porque alguien sin conocimientos sobre como y porqué se hace la música lo venga diciendo desde hace años, y que este "Porque sí y porque yo lo valgo" no sea siquiera cuestionado por el estamento ejecutante, es decir, los propios músicos.


Total, ni que fueran a cambiar su manera de actuar porque yo lo diga... menudos kinkis.

viernes, 8 de febrero de 2008

Reflexiones de una semana sin MP3

Como todos ustedes saben, el sábado pasado fue el día grande de los carnavales en Bilbao, en lo que a celebración juerguística se refiere. Yo, como todos los años, me disfracé, proceso que se llevó a cabo en el local de ensayo, por lo que la ropa que traía de la calle quedó abandonada en ese templo del metal hasta que, por fín ayer, superé mi pereza y me acerqué al cuchitril donde reside mi batería a recuperar mis pertenencias, entre ellas el MP3, que había permanecido a buen recaudo en el bolsillo interior de mi chambergo.

Es un gran invento el aparato reproductor de MP3, personalmente lo considero el legítimo sucesor del Walkman de toda la vida, demostrada como fue la inviabilidad del Discman por mucha memoria de 10 segundos que tuviera. Y aparte de la comodidad de no estar continuamente pensando si "saltará o no saltará", el MP3 ha recuperado el romanticismo del bandolero, en el sentido que antes ibas a la tienda, comprabas tu cinta-cassette TDK de 90 y grababas el Fighting the World en una cara y el Kings of Metal en otra, y ahora el procedimiento es bajarse del E-mule los últimos de Killswitch Engage y Avenged Sevenfold y meterlos en el "mecherito de la música", pero bueno, no nos desviemos del tema, que entramos en terrenos demasiado pantanosos y acabamos hablando de Teddy Bautista, y eso no puede ser.

Bien, pues como he explicado, me acabo de tirar casi seis días sin mi aparatito MP3, y eso, para alguien que se mueve en transporte público o en el cochecito de San Fernando (Un ratito a pie y otro ratito andando), es una agonía. Aun así tiene un punto positivo, y es que, a falta de música, te da la opción de reflexionar sobre ella. Aquí van algunos de esos pensamientos:

En primer lugar, voy a continuar en mi cruzada antisetentera, antiochentera, antinostálgica, o como ustedes la quieran llamar, y lo voy a hacer abordado un tema nunca antes tratado en este blog, como es la música en ocasiones mal llamada "Patxanguera", es decir, lo que te pueden poner en cualquier pub de Mazarredo o Urquijo un sábado a las 3:30 de la madrugada. En esta ocasión el foco de mi ira es un individuo que se hace llamar Mika. Remontémonos como un par de añitos o tres hacia el pasado. Fue una gran época para la música comercial de baile, puede que una de las mejores de la historia, un boom del que salieron grandísimas bandas que creaban temas buenísimos con creatividad y calidad. Y por una vez, destacó entre lo bueno lo mejor, con los raperos Outkast y los Black Eyed Peas al frente de este maravilloso espejismo en el desierto del continuo espacio-temporal de la música mainstream, y su dunas de basura avanzando sobre la vegetación de lo bien hecho. Temazos como Hey ya! o Crazy se instalaron en las emisoras ultracomerciales y en los bares de moda, e hicieron que algunos locos optimistas pensaramos que el mundo de la música podía estar cambiando para bien. Desgraciadamente fué solo una ilusión, la masa borreguil dejó que pasaran de moda y los gurús que deciden lo que es bueno y lo que es malo emitieron un verecicto de culpabilidad por hacer bazofia comercial, no como las grandes bandas como Mago de Oz o Deluxe, y dictaminaron que Janis, Lennon, Allman, Hendrix, Bolan, Bonham, Brian y Moon les propinaran 100 latigazos diarios desde su llegada al averno. Que facil nos resulta a la gente del Rock en general calificar como mierda todo lo que no conocemos.
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Nos encontramos en el año 2007, la "música" comercial vuelve a ser una porquería tras un periodo de vacas gordas y la plaga del "bombo digital a negras" vuelve a apoderarse de las emisoras para masas y los bares oscuros con camareras de catálogo de lencería y precios "europeos". Pero no todo está perdido. Existe un salvador. Un Héroe. Su nombre es Mika. Alabémosle, Dios salve a Mika. Algunos, como un servidor, se preguntarán, o preguntaron, ¿Quien cojones es ese Mika? Pues es un inglés que se dedica a hacer temas que podrían pasar por parte de la banda sonora de Xanadú (Si, esa peli en la que Olivia Newton John va en patines y atraviesa paredes) pero con un brillo compositivo sólo omparable al fieltro del sombrero de Juan Tamariz. Eso si, al igual que el genio de las gafas y la chistera, Mika tiene un As en la manga, y es el siguiente: Como dije en mi post anterior, se viste igual que mi tío Antonio en las fotos donde mi padre volvió de la mili, dice que es compositor y además es multiinstrumentista. Déjenme que diga una cosa:

AAAAAARRRRGGGGHHHHH !!!!!!!!!!!!!!!!!

La profecía se ha cumplido, el armaggedon ha llegado y el mundo llega a su fin. No puede haber otra explicación al hecho de que un gafapastoso bailón haya sido poseído por el espíritu de Txus Di´Felatio. Digo esto, porque lo de compositor ya no se lo cree nadie, y lo de multiinstrumentista puede sonar muy bien para tu prima y tu tío, si no fuera porque el 50% de los músicos amateur o profesionales del planeta tocan varios instrumentos. Pero lo que realmente me da ganas de dar un puñetazo a la pared es ese espíritu vintage-para-todos-los-públicos, como si hacer temas añejos y vestirte como los espectadores del Argentina-Inglaterra del Gol de Maradona hiciese que la rapidez de tus conexiones neuronales se multiplicase por 10. El problema es que los gurús de la prensa opinan que sí, que se es más auténtico por ser un rancio y no innovar ni bajo amenaza de balazo, y han dictaminado que a su muerte, Mika se sentará a la derecha de Barry Gibb y su melena leonina, y podrá dar latigazos a los pijos de Operación Triunfo. (Esos mismos "Pijos" que dan trabajo a montones de grandes músicos de sesión que de otra manera se comerían los mocos, porque aquí, el pastel del Rock se lo reparten siempre los mismos amigotes)

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Esta semana también he estado pensando en SuTaGar, en su estatus en Euskal Herria, y en lo rápido que olvida la plebe a sus ídolos.

Para ponerles en situación; Todos sabemos que el Rock & Roll se hizo mayor hace mucho tiempo, muchas lunas han pasado desde que conformaba la banda sonora de las cuadrillas de moteros mientras Chuck Berry creaba el baile del pato, que años más tarde popularizó Angus Young. Lo dicho, ya no es una forma fresca y novedosa de hacer cancioncillas de tres al cuarto, ahora es un verdadero género musical como la copa de un pino, con sus subgéneros y sus modus operandi correspondientes en cuanto a composición y ejecución, y uno siempre puede encontrar una manera de hacer música que le satisfaga dentro de esa variedad, desde Juanes hasta Impaled Nazarene, desde los Ramones hasta Porcupine Tree. Y esto ha ocurrido a lo largo y ancho del planeta, y evidentemente, Euskal Herria no iba a ser una excepción. El Rock, tenido en cuenta como máxima expresión de música popular contemporanea, también se ha desarrollado y asentado en Euskal Herria, pero debido a las peculiaridades políticas e idiomáticas de la zona, su destino ha sido peculiar, siguiendo caminos idénticos a los del resto del mundo, pero con una identidad no creada desde la propia música sino desde el público, que lo ha distinguido del resto con el Euskera como factor diferenciador.

Como decía, en Euskal Herría el Rock también se ha hecho mayor. Como es lógico pasó su etapa de pañales en los primeros 80, donde las singularidades de la zona hicieron que los subgéneros más aceptados fueran aquellos más políticamente combativos, proscribiendo el resto, pero afortunadamente esa filosofía ha trascendido en su justa medida, dando lugar a un paisaje musical en el que florecen todo tipo de estilos y subgéneros sin dejar de lado la raiz agresiva.

¿Donde está el problema, porque lo hay? Algunos lo vemos muy claro. Se ha creado una corriente mainstream y un Star System alrededor de bandas efímeras y géneros aleatorios que, por estar internacionalmente ligados al entorno underground, el público no se percata que es símplemente moda. De tal modo, cualquier banda "del momento" puede gozar de un respeto y una credibilidad que pueden o no ser merecidas, pero que equiparan a los realmente talentosos de la paja.

El más claro ejemplo de esto son los Eibarreses SuTaGar. Hablar de ellos es hacerlo de una de las mejores bandas de Metal de la historia a nivel europeo. Y, por supuesto, en Euskal Herria se les respeta, el público les adora, compra sus discos y abarrota sus conciertos, y no por ello dejan de ser el grupo más infravalorado del pais, en Euskal Herria no hay banda más infravalorada que SuTaGar, y no cualitativamente, sino comparativamente. Me explico. La gente no se da cuenta de lo que tiene delante cuando los ve en directo en fiestas de cualquier pueblo de 700 habitantes. Es como ser vecino de Michael Jordan, y llevar a tu hijo a echar unos tiros con Él. El chaval estará muy contento, valorará lo que es compartir cancha con un famoso de tiempos lejanos, pero para el crío el mejor del mundo es Ricky Rubio y punto. Del mismo modo, aquí se equipara a SuTaGar y otras grandes bandas del territorio con "el grupo de moda" que Euskadi Gaztea haya lanzado a la fama ese mismo año (En algunos casos buenas bandas, todo hay que decirlo), y que por hacer Rock & Roll ya son más dignos y respetables que los horrores que llegan de España.

En fin, que con SuTaGar no sabemos la joya que tenemos, una pena.


Seguiremos informando.

lunes, 4 de febrero de 2008

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Hay algo que me encanta de los carnavales, y es tener conversaciones relativamente profundas y con una relevancia filosófica que se pueda incluso palpar. ¿Por qué? Porque es gracioso observarlo desde fuera, abstraerse en la medida de lo posible y ver a unos adultos disfrazados de x cosa, más o menos graciosa pero inherentemente cachonda, dialogar o incluso discutir sobre temas que para ellos son totalmente transcedentales.

El viernes pasado tuve una de esas conversaciones con mi amigo Jose Vilabrille, guitarrista de Shisha Pangma, sobre todo el mejunje de ideas y/o pájaros que parece que mucha gente tiene últimamente en la cabeza acerca del pasado en general y la década de los 70 en particular. De hecho, se puede considerar significativo que alguien que forma parte de una banda con clara vocación llamémosla clasica o "setentera", se empiece a cansar de todo el folckore autoinducido que se ha formado alrededor de ese concepto.

Para mi, el ejemplo de la macedonia mental de neuronas y basura que parece imperar últimamente en algunos sectores del Rock es Zach Hill, baterista, ya que en mi anterior entrada me dediqué a hablar de la creme de la creme, es justo que hoy mencione al peor. Para que se me entienda, y separandonos un pelín del tema principal, pero no del de las conversaciones con amigos, debo decir que siempre he tenido en mente lo que podría considerarse el guitarrista definitivo de Rock y Metal, y hoy en día, la persona que más se acerca a ese concepto alojado en mi mente es Matthias Eklund, el majara al frente de Freak Kitchen. Cada vez que, en el ámbito de una conversación, tengo que explicar las características como instrumentista y músico de este figura, lo hago de esta manera: Un guitarrista con todas las virtudes de Morello, Petrucci y Zack Wilde y ninguno de los pocos defectos de estos tres Grandes de su instrumento. Básicamente, es un fenómeno con una gran capacidad como compositor, muchísimo gusto tocando, una técnica perfecta para el rock en todos sus géneros (Y en el sentido más absoluto de la palabra "perfecto"), gran creatividad, tanto para la cración de temas y estructuras como de sonidos nuevos y personales, un feeling de los que ponen los pelos de punta y una actitud en el escenario envidiable. Menudo elemento el Matthias este.

Bien, volviendo al tema del setenterismo desde mi perspectiva "Hachazos sin piedad a Zach Hill", debo explicar quien es Zach Hill, y lo voy a hacer a la manera que explico a la gente quien es Matthias Eklund, que para algo tiene que servir la explicación previa: Es un tío (La palabra baterista no es totálmente adecuada en este momento, prefiero usar Tío) con todos los defectos de Mike Portnoy (Dream Theater), John Theodore (Mars Volta), Fab Moretti (The Strokes) y Dave Lombardo (Slayer) y ninguna de las virtudes de estos grandes bateristas. A grandes rasgos, es cansino, rayante, abusa de utilizar demasiadas notas y golpes, no tiene control ni sobre el instrumento ni sobre como afrontar lo que debe hacer con el, le cuesta escuchar y no tiene ni de lejos la técnica necesaria para un estilo exagerado y recargado como el suyo. Dejo un video para que se entienda mejor lo que acabo de exponer:

http://www.youtube.com/watch?v=jdMDcG3zAEI

¿Son motivos suficientes los expuestos en el párrafo anterior para "odiar" a alguien (Entrecomillo odiar porque odio su manera de afrontar el instrumento, alejado de una batería igual es una persona encantadora) y defenestrar su manera de tocar? Definitivamente NO. Cada músico, independientemente del instrumento y el género musical que practique, es libre de ejecutar los sonidos que de el salgan de la manera que le parezca conveniente y más aproximada a la visión que tenga en su mente de como debe sonar La Música. Entonces ¿Que es lo que tanto me repatea de este zoquete y lo que me llevaría a emitir una orden de alejamiento de 50 Km. más allá de cualquier objeto de madera, metal o bronce susceptible de ser percutido? Procedo a explicarlo:

Pensad en Tommy Lee. Muy bien, ahora dejad de pensar en ese puto yate blanco y en el melonar de Pamela Anderson y pensad en el baterista de Mötley Crue, en contreto remontaos a 1987. Pensad en esa pelambrera cardada causante de la tendiditis de tantos peluqueros, en ese maquillaje a lo niña-gimnasta-soviética haciendo el ejercicio de barras paralelas, y en ese Kit de batería con tres bombos, nueve o diez timbales y más platos que en la vajilla del Palacio Real (Que de hecho giraba sobre el público, pero eso es algo que ahora no viene a cuento).

Ahora pensad en Fabrizzio Moretti, de los Strokes, y ahorradme el comentario sobre su novia Drew Barrimore. Pensad en esa camiseta de la olimpiada de Montreal´76, en esos pantalones de campana y en ese Kit de batería con únicamente un bombo, un timbal, un base, un plato ride y un charles.

Ahora os estaréis preguntando ¿Porqué Tommy Lee usaba una batería desproporcionada mientras Moretti usa una mínima? Pues dejad de preguntároslo, porque la respuesta es harto simple:

ES LA MISMA COSA

Moda, Marketing, tontería, de esa que decía vuestra abuela, "Tu lo que tienes es mucha tontería"... Pues eso, así de simple, hace veinte años estaba de moda vestirse como una puta de 30 Euros, y en el caso de la batería, tener más cosas de las que podías usar, y ahora lo que se estila es vestirse como los extras de la peli Tiburón y tener menos elementos en tu instrumento de las que realmente necesitas (Los grandes maestros del estilo libre -no me sale del escroto decir Jazz por lo pedante que suena- si pueden defenderse con un kit mínimo, los nostálgicos no).

¿Porqué, repito, me repatea tanto esa filosofía minimalista actual? Simplemente, porque es la catarsis de la falsedad en el Rock. La filosofía exagerada y grandilocuente de los años 80 era sólo eso, ostentación por si misma y por divertimento, lo que es más importante. El minimalismo que se ha instaurado desde mediados de los noventa, tanto en lo referente a mi campo, la batería, como al Rock en general, no es real, es pretencioso y esconde una voluntad de ser más de lo que se es no por méritos propios sino por lo que se aparenta. Lo que pretendía ser un movimiento contrario al culto a la imagen que se predicaba en el entorno del espectáculo en los años 80 ha terminado siendo nada más que una vuelta de tuerca a esa filosofía, aún más basada en la apariencia que en épocas pretéritas pero disfrazada de un halo de cultura y transcendencia.

Y volviendo al tema Zach Hill, esta cultura de querer ser más de lo que se es sin serlo ni que lo parezca, aplicada al mundo de la batería, se basa en la filosofía minimalista reinante. Por eso odio la manera de Zach Hill de abordar su instrumento. El que sea un desastre me importa pero no debe afectarme. Lo que me pone del hígado, por no decir de mala ostia, es que intente vender la moto de ser un baterista con una ejecución basada en el menos es más, en el groove y en el sentimiento por el mero hecho de llevar unos pantalones de campana, una camiseta de la olimpiada de Montreal y el pelo como los extras de la película Tiburón, como si disfrazarse de tu tío Cosme en las fotos de su viaje de novios fuera a provocar que por imperativo divino cualquier cosa que toques vaya a sonar fluida, empastada y con un poso artístico a la altura de los más grandes en cualquier disciplina que dependa de las musas y su aparición espontánea. Lo siento mucho, pero las cosas no son así, aunque el standard de lo aceptado socialmente diga lo contrario, por desgracia.

Afortunadamente, tenemos a Matthias, que además de ser El Guitarrista, supongo que habrá tenido conversaciones del pelaje de esta entrada disfrazado de veta tu a saber qué. Es un consuelo.