La década de los 2000. Curioso...
¿Alguien ha visto últimamente episodios de la primera temporada de Expediente-X? El otro día estuve viendo el episodio de Eugene Victor Tooms, un señor con la habilidad de alargar su cuerpo gracias a la ingesta de hígados humanos entre periodos de hibernación de 50 años cada. La verdad es que el episodio mola, pero lo que resulta más impactante es la imagen, me explico: Al ver ese episodio caí en la cuenta que estaba rodado en el año 1991, y a pesar de ello sus convenciones estéticas en lo que a moda (Textil), indumentaria o hábitos estilísticos no han variado en demasía en comparación con la época actual, y estamos hablando de una diferencia de 17 años. Ahora, como ejercicio, propongo que recordéis una película llamada "Una bruja adolescente en la universidad", rodada en 1988. Tres años de diferencia. Es la típica comedia juvenil estadounidense sin ningún tipo de fondo pero que cumple perfectamente su misión de pasar la sobremesa del sábado en casa de tus padres sin sobresaltos y con esporádicos lapsos de siesta. Ahora bién, en lo estético... me duele utilizar este término, ya que últimamente a muchos pedantes se les llena demasiado la bocaza al usarlo, pero lo haré: Es "ochentera" a más no poder. Y repito, 3 ños de diferencia con el episodio de Expediente X. ¿Moraleja? Por partes. Primero, los ochenta fueros especiales, para bien o para mal, pero lo fueron. Y segundo, dentro de algunos años cuando recordemos las pintas que llevábamos algun@s en los dosmiles con mallas bajo las minifaldas o crestas a lo futbolista paletosexual (Metrosexual de solarium y gimnasio incapaz de disimular la cara de gañán) sentiremos vergüenza, no lo dudéis.
Pues si, retomando el tema de la década de los años 2000, han dado multitud de momentos para el recurdo, algunos positivos, otros trágicos: La clonación, el 11-S, el muro de Israel, el descubrimiento de agua en Marte... y en temás ya menos trascendentales y más lúdicos, decir que EE.UU. ha hecho el ridículo internacionalmente en baloncesto (Je je je), la proliferación de cadenas locales ha hecho que los programas de cocina florezcan como el acné en el Monsters of Rock, para mi disfrute culinario, y personalmente, comentar que ligo muchiiiiisimo más con 30 años que con 20. Y ya si, por fin, enlazando con el tema musical y el concepto de la jeta, pues el panorama cinematográfico ha dado grandes películas en esta década, de las cuales no voy a hablar. ¿Porqué? Porque voy a hablar de dos pedazo de bodrios importantes, realizados uno en 2002 y otro en 2005.
He escogido estos filmes para mostrar que la realidad tangible no es capaz de competir con un arma de percepción tan poderosa como es la opinión pública, y que más allá del concepto en las operaciones de márketig de conocer que es lo que demanda el público, lo verdaderamente relevante en el objetivo de influir en esa opinión pública es enfocar el mensaje dentro de una adaptación absoluta al medio en lo que a usos y convenciones sociales se refiere estríctamente dentro del lapso temporal correspondiente.
En resumen, que ambas películas fracasaron ante la crítica por una misma razón: Son artificiales. Sus títulos son "Star Wars, Episodio II: El Ataque de los Clones" de George Lucas (2002) y "Princesas" de Fernando Leon de Aranoa (2005). Estamos todos de acuerdo en que son películas superficiales y efectistas con poquito fondo y basadas en la certeza absoluta de su triunfo en taquilla, pero hay una diferencia notable: Una es cine independiente, donde el director ha puesto hasta el último duro a través de su propia compañía creada a través de hacer películas donde también se las apañaba para poner la pasta a través de préstamos chungos y comer patatas y huevos, mientras que la otra es una superproducción llevada a cabo con la ayuda de potentes cadenad de televisión y productoras influyentes.
Y, si, en efecto, os habéis equivocado. No quiero pecar de Fan Die-Hard de la Guerra de las Galaxias, pero es que George Lucas hace cine independientes desde El Imperio Contraataca; con el éxito de La Guerra de las Galaxias adquirió un fondo económico potente que le ha permitido crear su propia compañía, Lucasfilms, ajena al sindicato de Directores y al Hollywood corporativo, por lo que aunque el resultado haya sido en ocasiones muy bueno, o como en el caso que nos ocupa, lamentable, objetivamente y de una manera empírica de acuerdo con la realidad tangible, El Ataque de los Clones es cine independiente, y George Lucas es un señor que aunque haciendo películas cada vez es más zote, es el responsable de que, entre otras cosas relacionadas con la música, hoy en día cualquier grupo de nivel medio pueda sacar un DVD como quien baja a por el pan o cualquier banda de niños sea capaz de grabar un CD en su propio local con un nivel muy superior a producciones millonarias de hace 20 años, pero bueno, la evolución del Edit-Droid y el nacimiento de programas como Cubase o Pro-Tools lo analizaremos otro día.
En el otro lado de la balanza tenemos a Fernando Leon de Aranoa, un niño pijo disfrazado de hippi como bien dice mi adorado crítico cinematográfico Rayo Gamma ( http://www.cinecutre.com/ ).
Es lo que comentaba antes de adaptarse al entorno social en un lapso temporal concreto, a pesar de elaborar un guión que de credibilidad cero. Nadie, ni Sogecable-Sogepaq, ni Telefónica ni Canal+, van a negar todo el dinero que haga falta a una película que trata el tema de la inmigración, la prostitución y el maltrato, aunque el guión haga aguas por todos lados ¿Quien se va a atrever a decir en público que el Rey va desnudo y que el sastre le ha tomado el pelo? Y más cuando el hecho de que el sastre nos ha dado el patrón de un traje que no existe nos va a convertir en héroes, es decir, lo relevante que resulta para una serie de compañías enormemente poderosas el que se asocie su nombre al apoyo a determinadas causas "sociales". Y claro, el amigo Leon de Aranoa, con un bote del tamañó del estadio Maracaná del que chupar como el jeta que es, una superproducción corporativa a la que nadie va a poner a parir porque es "caballito socialmente blanco", y una opinión pública encantadísima con su cine patrio ahpañó de calidad independiente y comprometido socialmente, luchando como un jabato en los cines contra una superproducción de Hollywood como La Venganza de los Sith, también de 2005. A pesar de que, como he dicho antes, George Lucas hace (en el caso que nos ocupa, mal) lo que le da la gana porque pone su dinero, mientras que pijo disfrazado de hippi hace lo que le dice Sogecable y él obedece encantado, no sea que no se pueda forrar.
¿Que porqué estoy escribiendo sobre esto en un blog de Rock & Roll? De momento simplemente recomiendo el visionado del programa "Los conciertos de Radio 3" en la 2, me explico:
El mundo del Rock Duro es un entorno donde triunfa el, digamos, mayor "pijo disfrazado de hippi". Es triste aceptarlo pero es lo que hay, es un mundo superficial donde la imagen y las formas han triunfado sobre el fondo y la esencia. Y no solo me refiero al ya manido tema de la prensa especializada, que como percutores ejecutores de este cambio a mal tienen una gran responsabilidad de la que sentirse avergonzados, no, en esta ocasión el caso es mucho más cercano al músico.
Personalmente opino que hemos llegado a un punto en el que cualquiera con dos dedos de frente y un mínimo de pensamiento crítico estará hasta los mismísimos cojones de tanto revival sesentero-setentero-ochentero, de tanto payaso disfrazado y de tantos terminos estúpidos relativos exclusivamente al "gear" que han acabado significando implícitamente una manera de crear arte para muchos bocazas cuyas mirar terminan en lo estrítamente formal sin tocar para nada el fondo, como son "minimalismo", "vintage", "maximalismo" etc. ¿Donde esta la personalidad de cada individuo? ¿Simplemente se ha perdido? ¿Vivimos en el Gran Hermano de Orwell como borregos atemorizados por el "que diran" omnipresente y vigilante, o más bien en el mundo de Matrix, en letargo y enchufados a la máquina de las corporaciones (Prensa, discográficas...)? Personalmente creo que vivimos en el mundo de Fernando Leon de Aranoa, donde lo verdaderamente importante es ser un "pijo disfrazado de hippi", o bien disfrazado de Danni Filth, Brant Bjork, Izzy Stradlin o Josu Expósito, en el que sí, en ocasiones es verdad que se puede ser un gran artistas y en otros caso un desastre abominable, pero donde el principal factor de criba es el "ser" un ente identificable y clasificable dentro de unos parámetros de supuesta originalidad que en creencia de muchos iluminados de mierda es lo que diferencia al artista del ciudadano medio, pero que según el que esto escribe lo que hace es disipar el proceso de creación artística y de espectáculo audiovsual en favor de factores superficiales como la simple "imagen de marca", a la vez que conseguir que tu padre, que sabe de la vida más que tú por viejo que por zorro, te mire con cara de "el niño me ha salido gilipollas".
Por eso a veces me siento un poco George Lucas en un mundo de Fernandos Leones de Aranoa. Saber que no soy un gran artista (Posiblemente ni siquiera artista) no me libera de mi responsabilidad como persona que de vez en cuando se expone a un público con un alto porcentaje de indivíduos permeables y en fase de formación como personas, como es el sector de población adolescente, y por lo tanto creo que todos tenemos una serie de obligaciones formativas para con esa gente, de tal modo yo no me sentiría con la conciencia tranquila llevando en directo una indumentaria diferente a la que utilizo habitualmente en mi vida cotidiana o utilizando un kit de batería con el que no me sintiese cómodo y no me permitiera expresarme de acuerdo a lo que quiero transmitir. ¿Inconvenientes? Hablemos de "Gear", "Equipo", la herramienta...:
Actualmente mi Kit de batería es un Pearl Masters BRX de 2 bombos, 3 toms y 2 bases más caja, con Rack Pearl de 5 frontales y platos Sabian valorado en un pastón que no quiero ni mencionar.
Después de lo que hemos hablado... ¿Creéis que un niño de papá perroflautero con rastas y una batería barata y destartalada de cuatro piezas tiene derecho a llamarme cualquier cosa despectiva relacionada con el dinero (Por ejemplo, "pijo") porque acaba de venir de meditar de Katmandú? ¿Tengo yo derecho a llamarle no solo niño de papá sino también irresponsable para con el arte, no solo relacionado con las mierdas que hacemos tanto él como yo, sino con los valores decadentes y autofagocitarios que está dando a las nuevas generaciones? Podéis opinar, aunque yo lo tengo bastante clarito.
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1 comentario:
Aquí Jon Mikel!!
Mira que eres grande man!! Espero tu crítica-crónica del kobetasonik como agua de mayo...
En cuanto el tema en el que haces referencia: yo tengo un torpedo rojo Pearl (firmado por noséquien) y le voy quitando cada vez más cosas (voy a acabar como el del PUSA a este paso). Suficiente.
En cuanto a LUCAS, los rastas de papa y otras cuantas 100% de acuerdo.
En cuanto a la ropa: el escenario me permite ser quien quiera (o lo que soy realmente) luego puedo dejar el traje de clark kent o mejor aún la facha de Bruce Banner y ser realmente el bicho verde desatado que no atiende a razones hasta haber roto pares y pares de baketas, cuerdas de guitarra o lo que se tercie en cada caso..., el resto del tiempo intentaré pasar por un ser normal (no me intersa que me descubran...jejeje)
bueno, sigue con estas parrafadas que son de lo más sensato que veo por estos mundos de intenneeee!!
Rock & Roll ain't noise polution!!
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