No está mal de frikismo la cabecera, no...

viernes, 4 de enero de 2008

Hablemos del gobierno

Bueno, hoy vamos a exponer lo que vendría a ser la guía útil para el atrevido turista, que, en un ataque de osadía, decida pegarse un viajecito por el "Rock Estatal".

Comencemos con un repaso a la situación política. Como en toda gran democracia contemporanea, y por tanto corrupta, existen tres grandes poderes. En el caso que nos ocupa son:

-LAS SOCIEDADES DE GESTION: O, mejor dicho, LA sociedad de gestión, la S.G.A.E. (Hay más, pero ya se sabe, pan Bimbo, papel Albal...), viene a ser como una especie de Robin Hood a la inversa, que roba al pobre para dárselo al rico. Su labor es hacer que los artistas reciban los emolumentos que les corresponden derivados de los derechos que ellos gestionan, de tal modo que, con el tiempo, desde su seno se ha ido decidiendo quien es artista, quien merece esos emolumentos y la repercusión que estas decisiones tienen en la legislación estatal. La carne es débil, y se ha terminado convirtiendo en una camarilla de celebrities que no solo viven de los demás, sino que han extendido sus tentáculos a otros territorios (Informática, electrónica...) desduidando aquellos que les competen pero no les son productivos (Literatura, bellas artes...)

- LAS DISCOGRAFRICAS "INDEPENDIENTES": El término independiente en este caso es falso, ya que la mayoría son subsidiarias de compañías multiacionales. Suelen estar asociadas o contar con sus propias agencias de management, de este modo controlan el principal escaparate comercial a nivel estatal, los festivales veraniegos. Su labor es hacer llegar mediante su capacidad de distribución y logística el material discográfico de las bandas hasta el comercio minorista, lo que hace que el porcentaje de beneficios que llega a las bandas sea mínimo. Súmesele a esto el derecho de pernada de la S.G.A.E.

-LA PRENSA ROCKERA: El equivalente al poder judicial de una república bananera. Deciden, previo paso por caja, quien merece la pena ser escuchado y quien no, pago realizado generalmente por las compañías discográficas o de managemet. Se caracterizan por tener criterio cero en lo que a conocimientos musicales se refiere, y tratar de alienar al sector más joven de la población con ideas de rebeldía y opresión que ellos mismos han inventado, con el objetivo de desviar la atención de su pleitesía rendida hacia las discográficas y las sociedades de gestión. A pesar de estar vendidos al poder suelen mandar mensajer revolucionarios e izquierdistas que asocian a los grupos que interesa vender, con lo cual el engaño es aún más flagrante.

Acabado el repaso al entorno político, centrémonos en el populacho, el ámbito sociocultural.

A diferencia de lo que ocurre en Europa o Sudamérica (Y dense cuenta que pese a las diferencias socioeconómicas que pueda haber entre Bolivia y Suecia, el enfoque hacia el Rock es similar) en el Estado Español se ha seguido el modelo Estadounidense que requiere de una exacta autodefinición como músico y/o banda para proceder a realizar una labor creativa, lo que a la larga acaba con la creatividad. Sin embargo este asesinato de musas no es el principal problema estatal en lo que a Rock se refiere, lo malo llega por el mismo ángulo de siempre: Aquí hay que asimilar todo lo malo y manido de un concepto dejando de lado lo novedoso e innovador. De tal manera se puede afirmar que en el estado no hay una escena Thrash, hay gente tocando variaciones del Kill´em All con producciónes deliberadamente malas, no hay una escena Stoner o Heavy Metal, hay gente compitiendo por ser el más setentero en un caso o el más rápido sin sentido en el otro, no hay una escena extrema, hay logos ilegibles detrás de grupos Jebis maltocando al límite de sus posibilidades reales, no hay una escena Indie, hay un montón de listos de mierda con gafas de pasta jugando a ser los más listos sin serlo, no hay una escena Punk, hay perroflautas que creen que la música es un panfleto, no hay una escena progresiva, hay chavales con calculadoras que por ser un poco mejores que pocos no ven que son mucho peores que muchos, y podría seguir hasta aburrirme con ejemplos como estos. Y así, en un entorno competitivo de pacotilla, en el que los grupos intentan machacarse los unos a los otros sin darse cuenta de que son títeres de la prensa, las discográficas y las sociedades de gestión, la música se estanca y se autofagocita, derivando en el triunfo de géneros cada vez más rancios. Esto provoca que el nivel respecto al standard europeo sea irrisorio, a pesar de lo que dicen las revistas, y como bien sabe cualquiera que esté metido e esto, no es por falta de músicos ni del nivel de estos, ni mucho menos.

Bien, para concluir, me centraré en la relación del Rock con el poder, es decir, políticos bien sea a nivel municipal o estatal.

Que desde el gobierno central siempre se han considerado los términos Rock y Cultura como antónimos es algo que no se le escapa a nadie. En gran parte (por no decir en toda) ha sido, en sus orígenes, culpa del propio entorno del Rock, macarra y violento, términos muy diferentes de rebelde y agresivo, pero como siempre, aquí a lo bestia, y así lució el pelo. Es evidente que los tiempos cambian, los macarras de antes ya no están, menos mal, y ahora los malos del barrio son la generación perdida del bakalao. Y la gente que se interesa por el Rock y por tocarlo de una forma más o menos seria, ya sea amateur o profesionalmente, pone, aunque sea inconscientemente, un interés en hacer las cosas, no se si bien o mal, pero en hacerlas, y con fundamento. Desgraciadamente los diferentes gobiernos permaneces ciegos ante estos cambios y las ayudas, a diferencia de Europa, siguen siendo nulas. Esto ha desembocado en que los instrumentistas tengan que realizar desembolsos importante a la hora de hacerse con un equipo solvente. Por una parte esto genera un movimiento de dinero y un sector laboral alrededor de estos instrumentos, pero en lo referente a las implicaciones socioculturales, lo que causa principalmente es un pijerío terrible, que aboca, sobre todo a los más jóvenes, a situaciones de envidia y competitividad malsana.
En lo que respecta a la política de baja intensidad, que son los que en muchas ocasiones avivan la escena "en directo" ya que durante los mese de verano son los que deciden quien toca y quien no, decir que, en las zonas rurales mucho, y en las zonas urbanas más (Y cuanto más "civilizada" peor, véanse los casos de Euskal Herria y Catalunya) tiende a formarse un "star system" que hace que los grupos que se mueven por un determinado circuito siempre sean los mismos, lo cual genera en la gente, desinformada, una demanda de esos mismos grupos. Es la misma situación que con la prensa, pero con interés cero. Iba a decir que aún peor, pero no, no es tan malo, lo de las revistas es peor a todas luces.

Pues bien, si alguien de por China o Alaska esta leyendo esto y no sabía como andaba el Rock por aquí, ahora tampoco lo sabe, porque la visión que acabo de dar es absolutamente optimista en comparación con la realidad.

Que no nos pase nada...

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