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Tres coches aparcados en doble fila con el intermitente puesto y el capó abierto. Varias personas expectantes. El chirrido avisa que la persiana se levanta. Y ahí vienen, por fin. Los "músicos" con sus flamantes cachivaches a modo de pequeño catálogo de Crisfer S.A. ambulante, que, por cierto, hay que meter en esos tres coches.
Primera sudada.
¿Alguien no ha visto "El señor de los anillos"? ¿Cuantas vueltas dan para llegar al dichoso Monte del Destino? Calderilla, comparadas con el itinerario de nuestra humilde caravanilla del rock en busca de "El sitio" (Asi se conoce al lugar donde se va a tocar, sea Bar, Sala o Gaztetxe). Tras mucho preguntar, "El sitio" aparece, toca descargar.
Segunda sudada.
Momento anarquia, nadie ha pensado en como se colocan las cosas, el baterida se vuelve loco y cualquier parecido con el montaje que tenía en el local es pura coincidencia, los guitarristas no saben hacia donde apuntar los amplis ("Allí hay baldosa, allí hay madera..." sin saber realmente sobre lo que están discerniendo), el bajista (des)espera a que los guitarristas se decidan, y el cantante se limita a dar órdenes sin sentido a las que nadie hace caso, además de colocar su equipo donde más estorba a los demás. Piques, mosqueos y alguna que otra bronca. Y los tres sufridos amigos-y-conductores mirando con cara de poker ("Esto realmente no les merece la pena")
Tercera sudada.
Bueno ¿Vamos a ver que tal suena?.... ¡¡¡¡¡¿¿¿¿**!!!!"""/AAAAAARRRRRRRGGGGGGGGHHHHHHHH8dfybsd?????!!!!!!!!!
Las guitarras suenan a Robot de cocina Moulinex, el bajo es una bola de graves, la caja y los platos se lo comen todo y directamente no hay bombo ni timbales. Y la voz se te queda grabada. Y no sabes porqué hasta que años despues entras a un Karaoke after-hour y dices "coño, como aquella vez tocando en..."
Es el momento de ir a la barra, hidratarse a base de Kas Cebada y obserbar al público. Nutrido. Han venido muchos colegas. Y la amiga del colega del guitarrista, je je, hoy habrá que hacerlo bien, ya know wara meen, dude!!!
Empieza el Bolierto (Ni bolo ni concierto ni nada), la fecha pasa, de ahí en adelante, a conocerse como el día internacional del acople, todo está altísimo, y más para una tasca de kinitos convertida en pequeño Wembley por un día, y no se entiende nada. Hay quien lo disfruta y salta y quien mira con expresión de "Que se acabe YA", dependiendo de la cantidad de alcohol ingerida. Tras unos bises más falsos que un duro de ocho pero que hacen una ilu que te pasas, el show llega a su fin. The End (Y bien sudado)
¿Que toca ahora? Operación Amiga del colega del guitarrista, Al ataqueeerll!!! Pero NO. Un jarro de agua fria llegado desde tu propio subconsciente te recuerda que hay que recoger, desmontarlo todo, meterlo el los coches, llegar al local cual reyes magos de la industia del instrumento musical y dejarlo todo desperdigado evitando cualquier posibilidad de ensayo en los siguientes 7-8 días. Pero, bueno, alguíen tiene que hacerlo.
Por cierto, se me olvidaba, quinta, sexta y septima sudadas.
Y al bar! (En genérico) Delante de unas cervezas supervitaminadas y mineralizadas, la banda evalúa el evento: No ha sonado muy allí pero no ha estado mal, ha habido bastante gentecilla, los del bar han sido majos y nos han pagado los potes... vamos, retahila de clásicos.
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Si has hecho esto muchas veces y no lo mandas a tomar por el culo, es que te gusta la música, punto.
Lógicamente las cosas cambian con el tiempo, y si bien la calidad instrumental de las personas aumenta aritméticamente con el tiempo, su capacidad de echarle jeta al tema aumenta de manera geométrica exponencial. La incorporación al mercado laboral hace que el transporte no sea un problema (Si no se dispone ya de furgoneta, se alquila y punto), la edad y la capacidad de negociación hacen que ya, por fin, se cobre (poco) por tocar, generalmente esta capacidad de negociación viene apoyada por alguna grabación en formato CD que por dos duros te da una calidad superior a cualquier disco de Obus o Sangre Azul de los 80,... en fin, mil cosas.
Y se pasa, por todo esto, a tocar en salas, a telonear a grupos famosos, a ser las estrellas del rock en las fiestas del pueblico...
Hay gente que ve esto como una progresión en el estatus del grupo, el archimencionado "tirar pa´lante", la esperanza de llegar a ser alguien en el negocio de la música...
Yo no.
Yo lo veo como lo que es. De críos nos gustaba ortigarnos buscando lagartijas entre la maleza, asarnos a balonazos jugando a campo quemado, embotijarnos antes de las 8 para que Ama no viera el brillo etílico en nuestros ojos y pillar con la vecina en un callejón con la esperanza de que se dejase tocar el culo.
Hoy nos gusta hacer cenas en restaurantes y txokos, practicar deporte en instalaciones municipales, salir de cubatas hasta que se hace de día y practicar el sexo en la cama. E igual que antes madrugábamos para ir al instituto, ahora madrugamos para ir a trabajar.
Seguimos pegandonos las proverbiales siete sudadas por concierto, solo que las condiciones han mejorado respecto a aquellos entrañables "boliertos" embrionarios. Y en mi opinión, si seguimos pegandonos eses sudadas no solo es por el hecho de haber mejorado nuestras condiciones de vida musical, hay que sumarle el que seguimos manteniendo la ilusión.
Para concluir diré una cosa, muy simple pero muy real: El Rock & Roll es un hobby muy bonito.
Y si, hemos mejorado bastante, si, je je...
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1 comentario:
El Rock & Roll es un hobby muy bonito.
Muy bueno, solo te falta un detalle, cuando llega la pasta (la pasta de verdad, no unos euros de sobresueldo)la ilusión suele irse de la misma.
Muchas veces es mejor recoger los bártulos e irte a tomar unas birras que tocar en rock in rio y ser un puto amargado que amarga a los que estan recogiendo el escenario en el que ha tocado delante de 90.000 personas. El de las birras sigue disfrutando de su hobby, el otro no.
No se si me he explicado con claridad, pero creo que si.
Saludos Kobelooooo
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